Más allá de la emociones…
Desde hace ya más de una década cuando el psicólogo estadounidense Daniel Goleman publicó uno de sus más grandes libros “La Inteligencia Emocional” (1995) el término comenzó a extenderse por todo el mundo y especialmente cimbró las relaciones de trabajo en las organizaciones.
Al parecer la inteligencia emocional se sumó a la lista de “competencias” que hay que poseer para acreditar un puesto de trabajo y además representa un punto de partida para la formación de líderes; sin embargo, las emociones no son fáciles de controlar pues no todo depende de la capacidad que tiene el ser humano para autoregular sus impulsos, deseos y emociones. ¿A qué nos referimos?
Para comprender esto, es importante saber que existen tres factores que influyen en el control de las emociones.
Factores cognitivos
Estos son: pensamiento, lenguaje y memoria, pero ¿cómo estos pueden afectar el autocontrol de mis emociones? Es posible y es a través de la percepción.
Así es, la percepción es el constructo que cada individuo va generando a través del tiempo y que traduce en la realidad externa.
Es así como las emociones del ser humano son determinadas por lo construido y almacenado en la memoria y traducida en pensamientos y lenguaje.
Factores afectivos sociales
El lugar de nacimiento, el núcleo familiar y la trama de creencias colectivas impactan directamente en el aprendizaje de la auto regulación de emociones y el equilibrio entre el yo y ello.
En la vida todos aprendemos de los demás, pero las relaciones positivas y negativas serán la base para desarrollar emociones sanas.
Factores conductuales
Estos son determinados por las características de comportamiento de cada individuo, la suma de la personalidad, los factores afectivos y sociales así como cognitivos. El autoconocimiento de cada persona denotará su participación en las relaciones siendo así que la composición de la personalidad será fundamental para el control y externalización de las emociones.
Lo anterior no significa que tener inteligencia emocional no sea posible, pero al desmenuzar lo que implica podemos comprender porqué a menudo nos encontramos con personas que tienen poca tolerancia a las ideas de los demás, que no practican la empatía y que su ego siempre estará por encima de cualquier razonamiento.
Ahora que el panorama es más claro, detente un momento a analizar si alguno de estos factores está impidiendo que puedas desarrollar tu inteligencia emocional pues precisamente esta competencia te hará crecer no solo profesional si no también personalmente.
Es así que en PAC International siempre nos preocupamos porque el desarrollo emocional de nuestros colaboradores inicie desde el ámbito personal y genere un impacto en el ámbito profesional con y para nuestros clientes.